jueves, 28 de octubre de 2010

"La conversación", por Víctor Hugo Morales para Tiempo Argentino

Una severa crítica realizada por radio fue el disparador de una comunicación telefónica que permitió la comprensión de que el odio, en su concepción más violenta, había ganado una buena parte de los medios.

           Este periodista recuerda un contacto telefónico con Néstor Kirchner. Eran los días de febrero de este 2010, cuando trascendió que el ex presidente había comprado 2 millones de dólares en el Banco Central hacia octubre-noviembre de 2008. Acostumbrados a comprar dólares como una forma de ahorro o especulación en la Argentina, la idea que prevaleció era que Kirchner había querido hacer una buena diferencia. Un hombre que tenía acceso a información privilegiada compraba dólares que un año y medio más tarde tenían un valor más  elevado.
Era un lunes, y este periodista comenzó su programa de radio con una crítica durísima a Kirchner, la peor que le había hecho a su figura. Lunes y martes, largos minutos fueron invertidos en fustigar la presunta acción del líder político. Fue tal el tono que el cronista vivió minutos de vergüenza cuando al intentar disculparse, el miércoles, puso al aire sus propias palabras y no pudo resistirlo. Sonaban tan inapropiadas e irrespetuosas frente a la realidad de los hechos que debió quitarlas del aire, aun si las había imaginado como parte de una excusa, cuya sinceridad crecía ante el tenor de las diatribas de los días precedentes.
Una autoincriminación hace suponer que el relator de los hechos sobreactuaba en los reproches a Kirchner, porque la participación que había tenido en el Fútbol para Todos y la Ley de Medios era muy notoria y, en la pelea, había sido acusado bastardamente de oficialista por aquellos medios defensores del statu quo mafioso. Quizás había quienes recordaban que  llevaba 15 años dando pelea contra el robo de Clarín y de Torneos y Competencias, pero no todos lo sabían. Para dejar en claro que apoyaba lo del fútbol y la Ley de Medios, pero que no era parte de un alineamiento con el gobierno, ¿aprovechó la ocasión para mostrar su independencia? Es muy posible, piensa hoy. La ocasión era propicia aunque más no fuese inconscientemente para exhibir que estaba muy lejos de ser un vocero del gobierno. En el afán, fue el más duro, quizás. Entonces, derrapó.



SUENA EL TELÉFONO. Néstor Kirchner llamó ese martes hacia el mediodía, después de las dos andanadas acusatorias hacia su persona. El firmante, que no conocía al ex presidente ni había hablado nunca con él, fue hacia el teléfono, prometiéndose firmeza frente a cualquier ataque, porque seguro que él llamaba para confrontar duramente. 
Un secretario dijo: “Le paso con el doctor”, lo cual vino muy bien porque el periodista no sabía como tratarlo.
 –Holaaaa...
–Buen día, Víctor Hugo, ¿cómo está?
–Bien “doctor”, bien, algo preocupado, se imaginará. (Buena consejera es cierta humildad, se dijo.)
–No, mire, la verdad es que lo llamo porque a usted, a usted –remarcó–, quiero decirle cómo son las cosas. (¿Cómo “eran”, si estaba todo tan claro...?) Yo compré esos dólares para una operación que debía hacer en esos mismos días. Los compré con mi nombre, hasta el tope permitido en el Banco Central, no me escondí para hacerlo, puse mi nombre, respeté la ley y le aseguro que no lo hice para especular de ninguna manera sino para afrontar un compromiso muy claro.
–Pero doctor, ¿por qué dejó pasar estos días sin aclararlo? (Un reproche como para ir justificando la mancada.)
–La verdad es que ya estoy cansado. Van a decir lo que quieran, siempre. Y  le diría que ni me importa. Mienten como animales, y no tengo ganas de aclararles nada.
–Pero qué macana, al fin de cuentas, porque ¿sabe lo que me da más verguenza? Ni se me ocurrió lo que usted me explica. Estamos hechos para pensar mal, parece tan simple lo que me explica que...
–Tengo aquí los papeles para mandárselos al instante, porque quiero que vea usted mismo...
–No, espere, doctor. Si esto es como usted me dice, yo ya lo insulté, y aceptar que me lo pruebe sería volver a insultarlo. Le creo, entiendo muy bien lo que me dice y le pido que me deje volver al micrófono para pedir las disculpas que le ofrezco muy... avergonzado, doctor, muy abochornado.
–Permítame decirle que no quiero que haga una aclaración, lo que me importa es que usted lo sepa. Nada más. (Kirchner hablaba con calidez, con respeto, sin calentura, con nobleza... ¿Dónde estaba la bestia peluda que pensaba enfrentar este cronista cuando iba hacia el teléfono?) Por más que aclare, me van a pegar por otro lado. Es lo mismo, déjelo correr... ¿Sabe por qué se lo quería decir? Porque yo creo saber quién es usted, y me importa que sepa esto. Nada más. Sólo me sentiré mejor si me dice adónde puedo enviarle los papeles de lo que le digo. Mi secretario, aquí al lado, se los puede entregar en media hora. Así que...
–Doctor, olvídese. Hablamos en otra oportunidad, pero ahora déjeme ir al micrófono. En este momento le pido disculpas, pero lo que dije no lo dije en un teléfono, sino en un micrófono, y es ahí  donde quiero hablar.
–No lo haga, ya está. Yo me conformo con que usted...
-Doctor, le mando un saludo y lo dejo, permítame. (Se oyeron unas palabras más de Kirchner pero se perdieron en un “hasta cualquier momento, doctor”).

Tristemente, el pedido de excusas, realizado de inmediato a través del programa que conduce, le trajo a este periodista la certeza de que el odio, en su concepción más violenta, había ganado una buena parte de los medios y la sociedad.
Nunca le fue perdonado el gesto. Se incorporó a la fantasía antojadiza de los que acusan de “oficialista” cualquier aprobación que al gobierno se destine. No importó a muchos imbéciles que el descargo, el paliativo, la inculpación eran la consecuencia de una critica durísima infligida a Néstor Kirchner cuando ya habían transcurrido varios meses de la aprobación de la Ley de Medios, no obstante lo cual, el cronista, aun equivocado, podía separar ese tema de lo que le parecía censurable.
Nadie habló más de aquellos dólares. Lo que dijo Kirchner era cierto.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Víctor Hugo entrevistado por "Política Argentina": "El último aporte a lo que soñó Kirchner ha sido su muerte"

 

Víctor Hugo Morales recibió en exclusiva a Política Argentina, en el marco del fallecimiento del ex Presidente. En el encuentro, el periodista analizó cómo quedará el mapa electoral ante este suceso, se mostró escéptico frente al artículo 161 de la ley de medios y atendió al cardenal Jorge Bergoglio, respecto de la misa que éste dio por el deceso del ex mandatario cruceño: “Que Dios me perdone, pero no le creo”.

-¿Cómo deja el panorama político la muerte de Néstor Kirchner?
-Creo que el último aporte a lo que soñó Kirchner ha sido su muerte. Esto va a potenciar la concreción de los sueños todavía incumplidos de lo que él pensó como modelo económico y social del país.

-Entonces, entiende que puede suceder lo mismo que con Ricardo Alfonsín, luego de la muerte de su padre.
-Esto potencia indudablemente lo positivo. Recorta lo negativo, hasta de la personalidad de Kirchner. Es muy favorable para el kirchnerismo lo que ha pasado. En este momento, la traición que se perfilaba de (Daniel) Scioli es impensable; va a seguir dentro del kirchnerismo, sería de muy mal gusto que se fuese. La Presidenta sale fortalecida, porque siempre hay una adhesión muy grande por el dolor. Vos fijate cuando ocurrió lo de la carótida, con Kirchner, en cinco días tenía tres o cuatro puntos más de imagen. Quiere decir que el dolor abuena a la gente, además. Por lo tanto también a las figuras políticas. Así que el hecho, para mí es de una fácil lectura, en cuanto a que políticamente si yo fuese enemigo del kirchnerismo estaría preocupado.

-Y teniendo en cuenta que era él el que ponía el cuerpo, ¿no teme que, como se dice en la jerga, se la lleven puesta a la Presidente?
-No, yo creo que es una mujer de unas agallas que no están en inferioridad frente a las de él. Posiblemente, tendrá que redoblar esfuerzos. La Presidenta tendrá que encontrar una mente de la actividad implacable para sí mismo, por otra parte, que se proponía Kirchner. La construcción política que hacía él es algo que se va a perder, pero creo que ya está construido lo que era el perfil definitivo del partido. Estoy seguro que la Presidenta tampoco se va a permitir lo que no se permitía Kirchner, que era el compromiso ideológico, ya no solamente ser funcionario. Él pedía compromiso ideológico, por eso ocurrió lo que ocurrió con Scioli, porque no le alcanzaba con la lealtad política, Kirchner quería lealtad al proyecto ideológico. Entonces, esa lealtad tenía que llevarlo a Scioli a ser un tipo que pelease contra Clarín, contra todos los elementos con los cuales este Gobierno está enfrentado.

-Usted planteaba que sería necesario que aparezca algún dirigente con las agallas y la fuerza de voluntad de Néstor Kirchner. ¿Se le ocurre alguien, dentro del kirchnerismo?
-Creo que va a tener un colaborador muy fuerte en Aníbal Fernández. Y es una pena para el kirchnerismo el distanciamiento que tuvieron de Alberto Fernández, que también podría haber sido, pero no sé, porque tiene ese tema de Clarín que le reaparece a cada rato, pero es un gran constructor político. Me parece que va a haber alguien, pero no es claro quién, porque los ministros son muy jóvenes, los otros no tienen impacto político. En ese sentido, el jugador Kirchner es insustituible; el kirchnerismo, el equipo, me parece que va a salir fortalecido.

-¿Qué rol cree que puede jugar Hugo Moyano en este momento?
-Moyano es un hombre que, en lo positivo, lleva en el vientre aspectos negativos para el proyecto, pero es un buen jugador del equipo del Gobierno.

-El secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, contó que censistas le relataron que en la zona norte de Capital y Provincia estaban festejando la muerte del ex Presidente. ¿Cree que volvió el “Viva el cáncer” o que nunca se fue?
-No sé, creo que hay un odio muy fuerte en la sociedad y que muchísimos, sin darse cuenta el grado de miseria al que han llegado espiritualmente…Mirá, hinchas de los dictadores, de los torturadores, personas de las teorías de los dos demonios, personas que digan que los hijos de Ernestina tienen derecho a no hacerse el examen, los que quieren que no se hagan más juicios a los represores; todo eso existe y es un porcentaje altísimo de la sociedad. En consecuencia, si le sumás la Iglesia, la Sociedad Rural, los intereses de derecha de los medios de comunicación, el país tiene un 60 por ciento, básicamente, de una derecha impenetrable. A la derecha siempre le adjudico procedimientos y comportamientos muy miserables, o sea que no me sorprendería que lo que dice Coscia sea verdad. De todas maneras creo que mucha gente lo va a disimular.

-Hablando de la Iglesia, ¿le cree al cardenal Jorge Bergoglio la misa de despedida?
-Que Dios me perdone, pero no.

-Usted fue el principal exponente de la batalla de la ley de medios, desde el ámbito periodístico. ¿Cómo cree que terminará sin Néstor Kirchner, que fue quien le puso el cuerpo?
-La ley de medios ha tenido como un puntal mucho más fuerte a la Presidenta que a Kirchner. Ella es la que ha motorizado más fuertemente todo lo que tiene que ver con la ley de medios. Kirchner fue vocero, para mi gusto. En todo caso, él jugó un papel más fuerte todavía porque la agredida era su mujer, su esposa y su Presidenta, en las circunstancias del campo, por ejemplo. Pero la que tenía un fuerte entripado con los medios era ella; la que tenía toda la autoridad del mundo para jugarse contra los medios era ella, que no había tenido ninguna aproximación a ellos. En cambio, Kirchner estaba con las manos un poquitito más atadas, porque había tenido relaciones con los grupos.

-Y en relación a esto, usted en La mañana leyó la nota de Rosendo Fraga. ¿No se siente agredido intelectualmente cuando estos comunicadores plantean que no hay libertad de expresión, por un lado, y después la revista Noticias saca la tapa de Fachoprogresismo y Fraga escribe una nota de este estilo?
-No, la derecha ha perdido el juicio. Entonces, se les nota un poco más el rostro monstruoso que tienen, se les ve. Creo que una de las cosas que ha ocurrido en este tiempo, es que se cayeron muchas caretas y maquillajes. Esa compostura y ese señorío que la derecha ha querido mostrar, porque en general se corresponde socialmente con ese tipo de comportamientos de más educación –pensá en algún comunicador, más allá de Fraga, televisivo. Esa elegancia de estilo, muchas veces acomodaba un poco la situación para tornarlo menos despreciables. Creo que ahora, ya llevan un tiempo en el cual, al tener que salir a pelearse por sus intereses y plantarse ellos ya en la lucha, al no alcanzarles con la soldadesca, con los esbirros, y tener que pelear ellos dando la cara, están un poco más comprometidos y se les ha caído la careta. He leído la nota hoy (por ayer) deliberadamente, te podrás imaginar que línea por línea, y dije: “Esto es a lo que se tenía que enfrentar el kirchnerismo, esta es la gente que está enfrente”. A mí me parecía mentira lo que escribió Rosendo Fraga. Al comienzo del programa leí un poco y lo dije, pero después decidí leerlo todo, porque es altamente demostrativo de dónde está parada la derecha.

-¿Cree que perdería legitimidad, al no estar la figura de Néstor Kirchner, una victoria opositora en 2011?
-No, creo que la Presidenta absorbe perfectamente el fenómeno de la ausencia de su marido. A la Presidenta la potencia. En este momento, si fuese de la oposición, estaría muy amargado, no solamente en los términos humanos que tiene que amargarte la muerte de cualquier persona, sino que estaría amargado políticamente porque esto es grave.

-¿Cree que el futuro de la ley de medios está sujeto a si hay continuidad en el modelo o no?
-No, el modelo son varias cosas. Todas no son cumplibles. No es un campeonato con vuelta olímpica; es un torneo eterno en el sube y baja de la política. La ley de medios tiene mucha contra para cumplirse, en un detalle, para mí, fundamental. Porque el alma de la ley es que sea antimonopólica; si no lo es, y el artículo 161 no se puede poner en marcha, por supuesto que la ley está herida. No de muerte, pero está herida. No sacás la ley, pero es muy probable que Papel Prensa sí pueda convertirse en un tema de interés público, y eso ya es un golpe. Y el Fútbol para todos ya es una realidad. Y los hijos de Ernestina van a terminar siendo cotejados sus datos con el Banco, y teniendo que dejar su perfil genético, porque no sé si el Banco actual es suficiente para encontrar la procedencia de los chicos. Te hablo de los temas más salientes. Lo de la participación en las ganancias, ahora quizás no sale, pero si el Gobierno de Kirchner se ratifica, lo va a hacer con bastante amplitud, y en ese contexto lo del 10 por ciento puede caminar. Y esto de la tercerización que entró tan en tela de juicio podrá hacerse. Y la dependencia con el Fondo Monetario Internacional no volverá. Ésas son cosas importantes; claro, algunas no les salen, por supuesto.

-Sabemos que no tiene una gran afinidad con el peronismo, por ser un movimiento pluriideológico, si se quiere (VHM: Sí, es verdad). ¿Pero no ha tenido un acercamiento en este último tiempo?
-Sí, por cierto hay muchas cosas que valoro. Yo digo que no soy peronista, porque es muy incómodo para mí esa idea de convivir en un partido donde están (Eduardo) Duhalde y Kirchner, que representan cosas tan opuestas. A mí me gusta estar donde está el Pepe Mujica o Tabaré Vázquez, que son una unidad, con matices, pero una unidad real; ven el Mundo de una manera. Entonces, yo hago foco en eso y me siento partícipe. Pero en el peronismo no puedo. Hago mejor foco en los postulados de la Unión Cívica Radical, por ejemplo. Si fuese votante, en la Argentina, no ahora, pero normalmente sería un seguidor de la Unión Cívica Radical; la de (Raúl) Alfonsín, la de la socialdemocracia, que es lo que a mí, filosófica y económicamente, es lo que más me gusta. Pero, te puedo asegurar que hay muchísimas cosas que admiro del peronismo. Lo que no entiendo mucho del peronismo son los intelectuales, porque intelectualmente es más difícil estar. Se enojan cuando digo esto. Pero yo intelectualmente no llevo el peronismo. Ahora, visceralmente, desde las marcas de la condición de obrero que tendría mi viejo, y que yo habría heredado, podría entenderlo. Desde el obrero, desde la masa, entiendo al peronismo. Es rebeldía, posicionamiento, hasta revancha, te diría, de lo que socialmente el país padecía hacia 1940. Cuando hablamos de las leyes laborales, no existe país –no sé del Mundo, pero de América seguro; ni Uruguay- con la protección magnífica de éste. Eso también es el peronismo, y no se me escapa.

domingo, 3 de octubre de 2010

Programa nº 6 de Bajada de Línea

Entrevista de Miradas al Sur a Víctor Hugo Morales: "El mensaje es que nadie puede tocar los intereses del Grupo Clarín"

Entrevista a Víctor Hugo Morales. El periodista analiza las medidas cautelares que impiden la total aplicación de la ley de comunicación audiovisual. Su mirada sobre la actualidad política y los medios.
 A poco de cumplirse 30 años de su llegada a la Argentina, mucha agua ha pasado bajo el puente en la carrera de Víctor Hugo Morales. Aquel joven oriundo de Cardona (Uruguay), de voz engolada y palabras precisas, cruzó el Río de la Plata en 1981 para ser el nuevo relator de radio El Mundo. Su ritmo febril y metáforas de épica literaria rápidamente calaron hondo en los oyentes. Poco después, de la mano de aquel inoxidable “barrilete cósmico” con que describió el primer gol de Maradona ante Inglaterra, Víctor Hugo se metía definitivamente en el ADN argentino. Hoy también es un referente único del periodismo político. Desde su programa La Mañana (lunes a viernes, de 9 a 13) tomó posición sobre los temas más conflictivos que cruzan la sociedad argentina, sabiendo que su franqueza y convicciones contrariaban a muchos de sus seguidores, colegas e incluso la línea editorial de AM Continental, al punto de casi hacerle perder su trabajo. Ese compromiso también encontró su cauce en televisión, de la mano de Bajada de Línea (domingos a las 21.30, Canal 9).
 En 1982 Víctor Hugo fue uno de los referentes del hoy legendario equipo de Sport 80 (Radio Mitre). Lo acompañaban Néstor Ibarra, Marcelo Araujo, Fernando Niembro, Adrián Paenza y Alejandro Apo, entre otros. El programa rompió con el paradigma del periodismo deportivo de la época. Ese posicionamiento y la personalidad única de Víctor Hugo como relator lograron postergar en las preferencias populares mayoritarias a José María Muñoz, la voz deportiva de la dictadura. El desembarco del relator uruguayo en Continental como jefe de Deportes profundizó esa línea y se transformó en una piedra angular de un verdadero periodismo independiente que no dudó en denunciar la vampirización del fútbol local por parte de Torneos y Competencias –primero- y el Grupo Clarín –después-. Su silencio quiso ser garantizado con jugosos contratos que nunca firmó.
 En 1991 Víctor Hugo tuvo su primer programa de actualidad en Continental. “Al final de ese año, las autoridades de entonces de la radio me dijeron que les había gustado mucho el programa, pero que era muy piantavotos. Estábamos en plena era menemista y sólo se querían escuchar voces neoliberales. Yo fui uno de los prematuros luchadores contra esas políticas”, rememora. Víctor Hugo canalizó su mirada en el libro Un grito en el desierto (1998), un ensayo novelado que funcionaba como una alerta sobre los resultados de la aplicación del neoliberalismo: el quiebre en la cultura del trabajo, el abandono de la educación y el impacto de ese deterioro a futuro. Desde diciembre de 2006 comanda La Mañana de AM Continental. El programa se posicionó entre los más escuchados de su franja horaria e hizo mucho más notorias sus posturas ideológicas. Decididamente la política no era algo nuevo en la vida de Víctor Hugo. A los 10 años ya se apasionaba en discusiones sobre el tema con su abuelo y hasta le puso su voz a propagandas de los blancos intransigentes, en las elecciones de 1958.
 El 2009 resultó un año de definiciones tajantes para la Argentina y Víctor Hugo. Con el lanzamiento de Fútbol para Todos y el debate que generó la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, el periodista uruguayo hizo todavía más visibles las posturas que marcaron desde siempre su vida profesional. Eso sí: los costos de esa audacia no se hicieron esperar y ciertos colegas y sectores de la sociedad le quitaron el estatus de prócer.
–Su continuidad en AM Continental estuvo casi descartada. ¿Cómo es hoy la situación?
–Un cúmulo de situaciones que tienen que ver con mi discurso, la convivencia y lo económico, me hicieron pensar que las autoridades de la radio no tenían muchas ganas de renovarme el contrato. Pero mediante una consultora realizaron una encuesta muy ambiciosa. Midieron las preferencias de la gente entre varios potenciales reemplazantes y mi persona. Con los resultados en la mano, tuvieron que reconocer que no era tan fácil prescindir de mí, que por lo menos en lo inmediato los resultados para la radio serían muy negativos. Así que reconsideraron su posición original y ahora estamos negociando otra vez. Decididamente, después de 22 años de trabajo ininterrumpido, yo prefiero quedarme en Continental. La encuesta me ayudó y el resultado ha sido el mayor halago que me llevé este año.
–Es notoria la diferencia de agendas entre La Mañana y el resto de los programas de la radio. ¿A partir de ahí surgieron los problemas?
–Es muy probable que en algún momento estuvieran un poco molestos por mi apoyo fortísimo a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. A eso le podemos sumar alguna otra situación que se planteó… Ellos habían hecho la lectura de que muchos oyentes se habían enojado conmigo y dejado de escuchar el programa. Pero después los números les demostraron que no era así. Y la encuesta que antes comentaba les permitió pensar desde otro lado: “caramba, no es malo tener en la radio a una persona que tiene una opinión tan formada, a pesar de que no es la nuestra”.
–Recién mencionó a la Ley Audiovisual. ¿Le sorprenden las sucesivas trabas judiciales que está sufriendo después de su sanción por amplia mayoría en el Congreso?
–Desgraciadamente no. La pelea es contra un monstruo de mil cabezas. Se corta una y aparecen muchas otras que nacen de los propios medios, jueces y políticos de la oposición. Hoy existe casi un ejército de políticos que están al servicio de Clarín, seres que han perdido cualquier rasgo de dignidad. Cada juez corrupto o temeroso actúa en la misma forma. El Grupo Clarín hizo realidad a Hidra, el monstruo de mil cabezas de la mitología griega. Hay que tener paciencia, seguir peleando. Yo creo que la Ley ya posibilitó triunfos muy significativos, como una sociedad cada vez más consciente de cómo funcionan los medios. Hay cosas que ya están en funcionamiento. Lo que va a demorar más es la aplicación del artículo 161, que pone plazos para que las empresas que poseen más señales de las permitidas se desprendan de ellas. En este caso deberemos esperar cómo se expide la Corte Suprema.
–¿Tiene algún pálpito al respecto?
–Es muy paradójico que cuando la Corte falló en contra de las cautelares que frenaban toda la ley inmediatamente aparecieron las voces de siempre preguntándose si este máximo tribunal era verdaderamente independiente. Pero son los mismos que ahora se pavonean dando a entender que la Corte votará seis a uno en contra del artículo 161. A mí me dolería muchísimo que así sea. Al mismo tiempo, no me sorprendería de tres o cuatro miembros de la Corte porque pertenecen a un mundo en el cual están atrapados. Quizás extiendan el plazo para que los grandes grupos se desprendan de las licencias. Con eso seguramente el Grupo Clarín se sentirá victorioso, porque si ganan sus políticos amigos por ahí consiguen dejar el artículo sin efecto para siempre. Esto sería un trago muy amargo.
–¿Cómo caracterizaría los dichos de Hebe de Bonafini sobre la Corte Suprema?
–Muy a su pesar, Hebe abrió una puerta para minimizar la marcha a favor de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y ofreció un flanco débil para los que trabajan a favor del Grupo Clarín. Pero Hebe es Hebe. Una mujer temperamental, de enorme valentía, que no esconde lo que piensa. Lo que da vergüenza es el comportamiento posterior de cierto periodismo, tratando de hacer foco solamente en una parte del discurso de Hebe y tapando todo lo positivo que pasó en esa marcha. Y por último, no olvidemos que Hebe es una víctima a quien le asesinaron y desaparecieron hijos. Por el otro lado, (Héctor) Magnetto y Ernestina Herrera de Noble son supuestos apropiadores de hijos, posiblemente de personas asesinadas.
–El reordenamiento de la grilla de canales de los operadores de cable también fue frenada por medidas cautelares.
–Es terrible. El mensaje es que nadie puede tocar los intereses del Grupo Clarín. Yo creo que si quisieran cambiar de mano la calle donde están las oficinas de Magnetto, también habría una cautelar. TN se apropió hace años del espacio entre los dos canales de aire de mayor rating y es inadmisible. Se trata de otro abuso de la posición dominante del Grupo. Los canales de aire deben estar juntos por un lado, los de noticias juntos por el otro y así sucesivamente.
–Sus críticas al Grupo Clarín vienen de larga data. ¿En qué momento y cómo formó esa opinión?
–Yo ya había sido muy crítico de la forma en que Torneos y Competencias dominaba el fútbol local. Cuando se da la asociación de Clarín y Torneos y Competencias, la hegemonía del Grupo se hace manifiesta enseguida. A partir de ahí construyen el imperio que absorbe cientos de canales de cable del interior de la mano de la llave que les daba el fútbol. Cuando percibí ese manejo mafioso, dije basta. Porque esos mismos códigos y/o formas los fueron imponiendo en otras actividades. Hace 12 años que no toco el diario Clarín. Al principio me expresaba sobre el Grupo con cierta timidez porque todos le temimos. Sin darme cuenta, me fui animando un poco más y cuando me quise acordar ya estaba en un nivel de pronunciamiento que sólo me invitaba a ir más adelante. La maravilla fue que en determinado momento el Gobierno se puso en línea con lo que yo venía diciendo todos estos años.
–¿Qué mensaje le envía a la sociedad la reunión de Magnetto con los líderes del Peronismo Federal?
–Uno nefasto. Esos políticos tienen la esperanza de que la amistad con el Grupo los ayude a llegar al poder. No se dan cuenta de que de ese sometimiento es prácticamente imposible volver. El Grupo Clarín sabe prodigar caricias en los comienzos de las gestiones para obtener cosas. Es un poco lo que sucedió con los Kirchner. Durante cuatro o cinco años el Gobierno vio con buenos ojos a Clarín porque lo trataba muy bien. La diferencia es que cuando se dio cuenta de que las exigencias de Magnetto superaban toda lógica, apareció una valentía y un coraje que no se había visto nunca en la política argentina. Este es el momento para que todos los políticos retomen su autonomía respecto a las corporaciones, pero gran parte de la oposición renunció expresamente a eso.
–¿Cuál sería la mejor solución para el caso Papel Prensa? 
–Dejemos de lado por un momento, sólo por un momento, la sangre con la que está teñida la historia de Papel Prensa. Resulta absolutamente increíble que la venta de papel para los diarios esté en manos de Clarín y La Nación. Es algo que todos los que participamos en el periodismo supimos siempre, pero lo habíamos aceptado como normal. Por eso, más allá de las investigaciones que haga la Justicia, es el momento para que actúe el Congreso. Si alguien me dice: “estoy de acuerdo con que dos diarios no sean los dueños del papel, pero que tampoco lo sea el Estado”, apoyaré esa idea fervientemente.
–El proyecto para que las empresas con más de 300 empleados repartan entre sus trabajadores el 10% de las ganancias generó cruces muy duros de parte de la UIA. ¿Los ataques no fueron desproporcionados?
–Decididamente. Decir sobre el proyecto que nos asemeja a Cuba demuestra la torpeza y cierta imbecilidad de algunos empresarios. En muchas empresas de Estados Unidos se reconoce ese derecho con los llamados bonos de fin de año. ¿Alguien se anima a decir que Estados Unidos se parece a Cuba? Cuando a mí me va bien, me gusta que a las personas que están a mi alrededor también les vaya bien. Lo aplico en mi vida personal, por consiguiente me siento con la autoridad moral para apoyar el proyecto de Héctor Recalde. Todos queremos ser buenos ciudadanos, pero no alcanza con no matar y no robar. Este proyecto es una gran oportunidad para que los empresarios se sientan un poco mejor con su conciencia.
–Usted expresa muchas coincidencias con este Gobierno. ¿Qué asignaturas pendientes más importantes le señalaría?
–Si me preguntabas hace algunos días te decía que la Ley de Glaciares y un proyecto para despenalizar el aborto. La primera ya fue aprobada por el Congreso y en estos días la presidenta la reglamentará. Y el proyecto para la despenalización del aborto parece que llegará en breve al Congreso. Por eso puedo decir que mi margen de discrepancia con el Gobierno se va reduciendo. Creo que un tema no resuelto es el gran crecimiento de la fortuna familiar de los Kirchner, durante las presidencias de Néstor y Cristina. Aunque sea legal, me parece que no corresponde. Como presidentes debieran haber estado totalmente alejados de cualquier negocio personal. Mantengo la esperanza de que pongan ese dinero o una gran parte en una fundación. Para gobernantes de criterio progresista, ese crecimiento económico es dañino.
• “NUNCA HABÍA DISFRUTADO TANTO EN TELEVISIÓN COMO CON BAJADA DE LÍNEA
“Estoy muy feliz con Bajada de Línea (domingos 22 hs., Canal 9). Desde el punto de vista periodístico no puedo sentirme más conforme. Logramos una correspondencia excepcional entre la agenda que yo propongo y la realización del equipo de producción que me ha puesto la gente de Gastón Portal. La comunión entre el proyecto y la puesta en práctica del programa es muy alta, nunca había disfrutado algo similar en televisión. En relación al rating, superó mis expectativas en los primeros programas, y en el del 19 de septiembre vivimos algo rarísimo. El minuto a minuto de Ibope nos daba siempre más de cuatro puntos, pero al otro día nos dijeron que tuvimos 2,6 de promedio. Las mediciones de Aresco sí coincidían con el minuto a minuto de Ibope. El canal pidió las explicaciones del caso, pero no obtuvo ninguna respuesta coherente. Más allá de esto, me siento muy a gusto con el programa, muy tranquilo. Me está dando felicidad y yo pensaba que no me iba a generar más que problemas”, explica Víctor Hugo.
–Su producción logró llevar al piso a Mauricio Macri en el momento más álgido de la crisis educativa. ¿Rinden finalmente esos reportajes?
–Macri no es un entrevistado que me resulte particularmente atractivo. Y tampoco soy muy partidario del reportaje televisivo porque hay poco tiempo y -para obtener buenos resultados- es obligatorio hacer algo con lo que no me siento cómodo: salir permanentemente al cruce del invitado. Pero habíamos tenido muy buenos resultados con Lidia Papaleo y Macri ese día, en ese contexto, era muy oportuno. Finalmente fue una experiencia desencantadora. Macri demostró ser uno de esos entrevistados entrenados. Eluden las preguntas y desarrollan un discurso que sólo tiene que ver con sus intereses. En una entrevista de una hora se pueden obtener buenos resultados. Pero en un marco de a lo sumo 15’ uno se queda con las ganas.
–Luis Majul dijo que cambió el horario Bajada de Línea para no competir con La Cornisa.
–Nada de lo que diga o haga esa cosa babosa conocida por ese nombre puede motivarme absolutamente nada. El cambio de horario fue una decisión coyuntural del canal. Pero, sinceramente, no creo que nadie que siga a Majul se pueda sentir seducido por mis valores y viceversa.

• “LOS MEDIOS CREAN OTRA JUVENTUD”

La crisis en la educación que vive la Ciudad de Buenos Aires provocó en los medios y buena parte de la sociedad porteña discusiones acaloradas y opiniones antagónicas. Más allá del grave problema de gestión que exhibe el jefe de Gobierno Mauricio Macri –que en el área de la educación pública se hace particularmente grosero-, la decisión que demostraron los jóvenes en sus reclamos para estudiar en espacios dignos puso en primer plano un compromiso que, hasta hace poco, muchos ni siquiera imaginaban. Víctor Hugo entiende este fenómeno como una oportunidad para la reflexión. “La actitud de los jóvenes me entusiasma mucho. Se los ve comprometidos, con ganas de participar. Su respuesta a las deplorables condiciones de las escuelas porteñas demuestra que no están dispuestos a convalidar situaciones de agravio con el silencio o la inacción. Este grado de compromiso hacía mucho que no era tan notorio. Estoy convencido de que tenemos una juventud mucho más linda de la que a veces los medios nos muestran. Hace algunas semanas, con los festejos del día de la primavera, los canales de televisión no se cansaban de repetir una pelea de jóvenes alcoholizados. Parecía que todos hicieron lo mismo. Pero ese día había 70 mil chicos en la calle y la inmensa mayoría se portó perfectamente. Vivimos un periodismo que crea sensaciones y distorsiona la realidad.
–¿En qué otros aspectos ve que la mirada de los medios modifica la percepción de la realidad?
–En muchos. Creo que estamos viviendo la peor etapa del periodismo y hemos tocado fondo en el comportamiento de muchísimos medios. Como anécdota siempre cuento algo que viví en la ciudad de Laprida. Al dar vueltas por el centro vi cientos de bicicletas. Es uno de sus medios de transporte más queridos y un motivo de orgullo. Todas estaban sin candado. Pero cuando les preguntan cuál es su mayor problema como ciudadanos dicen la inseguridad. Eso es un reflejo inequívoco del discurso de los medios de Buenos Aires.