miércoles, 27 de octubre de 2010

Víctor Hugo entrevistado por "Política Argentina": "El último aporte a lo que soñó Kirchner ha sido su muerte"

 

Víctor Hugo Morales recibió en exclusiva a Política Argentina, en el marco del fallecimiento del ex Presidente. En el encuentro, el periodista analizó cómo quedará el mapa electoral ante este suceso, se mostró escéptico frente al artículo 161 de la ley de medios y atendió al cardenal Jorge Bergoglio, respecto de la misa que éste dio por el deceso del ex mandatario cruceño: “Que Dios me perdone, pero no le creo”.

-¿Cómo deja el panorama político la muerte de Néstor Kirchner?
-Creo que el último aporte a lo que soñó Kirchner ha sido su muerte. Esto va a potenciar la concreción de los sueños todavía incumplidos de lo que él pensó como modelo económico y social del país.

-Entonces, entiende que puede suceder lo mismo que con Ricardo Alfonsín, luego de la muerte de su padre.
-Esto potencia indudablemente lo positivo. Recorta lo negativo, hasta de la personalidad de Kirchner. Es muy favorable para el kirchnerismo lo que ha pasado. En este momento, la traición que se perfilaba de (Daniel) Scioli es impensable; va a seguir dentro del kirchnerismo, sería de muy mal gusto que se fuese. La Presidenta sale fortalecida, porque siempre hay una adhesión muy grande por el dolor. Vos fijate cuando ocurrió lo de la carótida, con Kirchner, en cinco días tenía tres o cuatro puntos más de imagen. Quiere decir que el dolor abuena a la gente, además. Por lo tanto también a las figuras políticas. Así que el hecho, para mí es de una fácil lectura, en cuanto a que políticamente si yo fuese enemigo del kirchnerismo estaría preocupado.

-Y teniendo en cuenta que era él el que ponía el cuerpo, ¿no teme que, como se dice en la jerga, se la lleven puesta a la Presidente?
-No, yo creo que es una mujer de unas agallas que no están en inferioridad frente a las de él. Posiblemente, tendrá que redoblar esfuerzos. La Presidenta tendrá que encontrar una mente de la actividad implacable para sí mismo, por otra parte, que se proponía Kirchner. La construcción política que hacía él es algo que se va a perder, pero creo que ya está construido lo que era el perfil definitivo del partido. Estoy seguro que la Presidenta tampoco se va a permitir lo que no se permitía Kirchner, que era el compromiso ideológico, ya no solamente ser funcionario. Él pedía compromiso ideológico, por eso ocurrió lo que ocurrió con Scioli, porque no le alcanzaba con la lealtad política, Kirchner quería lealtad al proyecto ideológico. Entonces, esa lealtad tenía que llevarlo a Scioli a ser un tipo que pelease contra Clarín, contra todos los elementos con los cuales este Gobierno está enfrentado.

-Usted planteaba que sería necesario que aparezca algún dirigente con las agallas y la fuerza de voluntad de Néstor Kirchner. ¿Se le ocurre alguien, dentro del kirchnerismo?
-Creo que va a tener un colaborador muy fuerte en Aníbal Fernández. Y es una pena para el kirchnerismo el distanciamiento que tuvieron de Alberto Fernández, que también podría haber sido, pero no sé, porque tiene ese tema de Clarín que le reaparece a cada rato, pero es un gran constructor político. Me parece que va a haber alguien, pero no es claro quién, porque los ministros son muy jóvenes, los otros no tienen impacto político. En ese sentido, el jugador Kirchner es insustituible; el kirchnerismo, el equipo, me parece que va a salir fortalecido.

-¿Qué rol cree que puede jugar Hugo Moyano en este momento?
-Moyano es un hombre que, en lo positivo, lleva en el vientre aspectos negativos para el proyecto, pero es un buen jugador del equipo del Gobierno.

-El secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, contó que censistas le relataron que en la zona norte de Capital y Provincia estaban festejando la muerte del ex Presidente. ¿Cree que volvió el “Viva el cáncer” o que nunca se fue?
-No sé, creo que hay un odio muy fuerte en la sociedad y que muchísimos, sin darse cuenta el grado de miseria al que han llegado espiritualmente…Mirá, hinchas de los dictadores, de los torturadores, personas de las teorías de los dos demonios, personas que digan que los hijos de Ernestina tienen derecho a no hacerse el examen, los que quieren que no se hagan más juicios a los represores; todo eso existe y es un porcentaje altísimo de la sociedad. En consecuencia, si le sumás la Iglesia, la Sociedad Rural, los intereses de derecha de los medios de comunicación, el país tiene un 60 por ciento, básicamente, de una derecha impenetrable. A la derecha siempre le adjudico procedimientos y comportamientos muy miserables, o sea que no me sorprendería que lo que dice Coscia sea verdad. De todas maneras creo que mucha gente lo va a disimular.

-Hablando de la Iglesia, ¿le cree al cardenal Jorge Bergoglio la misa de despedida?
-Que Dios me perdone, pero no.

-Usted fue el principal exponente de la batalla de la ley de medios, desde el ámbito periodístico. ¿Cómo cree que terminará sin Néstor Kirchner, que fue quien le puso el cuerpo?
-La ley de medios ha tenido como un puntal mucho más fuerte a la Presidenta que a Kirchner. Ella es la que ha motorizado más fuertemente todo lo que tiene que ver con la ley de medios. Kirchner fue vocero, para mi gusto. En todo caso, él jugó un papel más fuerte todavía porque la agredida era su mujer, su esposa y su Presidenta, en las circunstancias del campo, por ejemplo. Pero la que tenía un fuerte entripado con los medios era ella; la que tenía toda la autoridad del mundo para jugarse contra los medios era ella, que no había tenido ninguna aproximación a ellos. En cambio, Kirchner estaba con las manos un poquitito más atadas, porque había tenido relaciones con los grupos.

-Y en relación a esto, usted en La mañana leyó la nota de Rosendo Fraga. ¿No se siente agredido intelectualmente cuando estos comunicadores plantean que no hay libertad de expresión, por un lado, y después la revista Noticias saca la tapa de Fachoprogresismo y Fraga escribe una nota de este estilo?
-No, la derecha ha perdido el juicio. Entonces, se les nota un poco más el rostro monstruoso que tienen, se les ve. Creo que una de las cosas que ha ocurrido en este tiempo, es que se cayeron muchas caretas y maquillajes. Esa compostura y ese señorío que la derecha ha querido mostrar, porque en general se corresponde socialmente con ese tipo de comportamientos de más educación –pensá en algún comunicador, más allá de Fraga, televisivo. Esa elegancia de estilo, muchas veces acomodaba un poco la situación para tornarlo menos despreciables. Creo que ahora, ya llevan un tiempo en el cual, al tener que salir a pelearse por sus intereses y plantarse ellos ya en la lucha, al no alcanzarles con la soldadesca, con los esbirros, y tener que pelear ellos dando la cara, están un poco más comprometidos y se les ha caído la careta. He leído la nota hoy (por ayer) deliberadamente, te podrás imaginar que línea por línea, y dije: “Esto es a lo que se tenía que enfrentar el kirchnerismo, esta es la gente que está enfrente”. A mí me parecía mentira lo que escribió Rosendo Fraga. Al comienzo del programa leí un poco y lo dije, pero después decidí leerlo todo, porque es altamente demostrativo de dónde está parada la derecha.

-¿Cree que perdería legitimidad, al no estar la figura de Néstor Kirchner, una victoria opositora en 2011?
-No, creo que la Presidenta absorbe perfectamente el fenómeno de la ausencia de su marido. A la Presidenta la potencia. En este momento, si fuese de la oposición, estaría muy amargado, no solamente en los términos humanos que tiene que amargarte la muerte de cualquier persona, sino que estaría amargado políticamente porque esto es grave.

-¿Cree que el futuro de la ley de medios está sujeto a si hay continuidad en el modelo o no?
-No, el modelo son varias cosas. Todas no son cumplibles. No es un campeonato con vuelta olímpica; es un torneo eterno en el sube y baja de la política. La ley de medios tiene mucha contra para cumplirse, en un detalle, para mí, fundamental. Porque el alma de la ley es que sea antimonopólica; si no lo es, y el artículo 161 no se puede poner en marcha, por supuesto que la ley está herida. No de muerte, pero está herida. No sacás la ley, pero es muy probable que Papel Prensa sí pueda convertirse en un tema de interés público, y eso ya es un golpe. Y el Fútbol para todos ya es una realidad. Y los hijos de Ernestina van a terminar siendo cotejados sus datos con el Banco, y teniendo que dejar su perfil genético, porque no sé si el Banco actual es suficiente para encontrar la procedencia de los chicos. Te hablo de los temas más salientes. Lo de la participación en las ganancias, ahora quizás no sale, pero si el Gobierno de Kirchner se ratifica, lo va a hacer con bastante amplitud, y en ese contexto lo del 10 por ciento puede caminar. Y esto de la tercerización que entró tan en tela de juicio podrá hacerse. Y la dependencia con el Fondo Monetario Internacional no volverá. Ésas son cosas importantes; claro, algunas no les salen, por supuesto.

-Sabemos que no tiene una gran afinidad con el peronismo, por ser un movimiento pluriideológico, si se quiere (VHM: Sí, es verdad). ¿Pero no ha tenido un acercamiento en este último tiempo?
-Sí, por cierto hay muchas cosas que valoro. Yo digo que no soy peronista, porque es muy incómodo para mí esa idea de convivir en un partido donde están (Eduardo) Duhalde y Kirchner, que representan cosas tan opuestas. A mí me gusta estar donde está el Pepe Mujica o Tabaré Vázquez, que son una unidad, con matices, pero una unidad real; ven el Mundo de una manera. Entonces, yo hago foco en eso y me siento partícipe. Pero en el peronismo no puedo. Hago mejor foco en los postulados de la Unión Cívica Radical, por ejemplo. Si fuese votante, en la Argentina, no ahora, pero normalmente sería un seguidor de la Unión Cívica Radical; la de (Raúl) Alfonsín, la de la socialdemocracia, que es lo que a mí, filosófica y económicamente, es lo que más me gusta. Pero, te puedo asegurar que hay muchísimas cosas que admiro del peronismo. Lo que no entiendo mucho del peronismo son los intelectuales, porque intelectualmente es más difícil estar. Se enojan cuando digo esto. Pero yo intelectualmente no llevo el peronismo. Ahora, visceralmente, desde las marcas de la condición de obrero que tendría mi viejo, y que yo habría heredado, podría entenderlo. Desde el obrero, desde la masa, entiendo al peronismo. Es rebeldía, posicionamiento, hasta revancha, te diría, de lo que socialmente el país padecía hacia 1940. Cuando hablamos de las leyes laborales, no existe país –no sé del Mundo, pero de América seguro; ni Uruguay- con la protección magnífica de éste. Eso también es el peronismo, y no se me escapa.

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